Entre esos comunicadores se encontraban los pesos pesados del periodismo político. Todos esperando este fin de semana oír a la exsecretaria de Estado Hillary Clinton anunciar su candidatura a las elecciones presidenciales de 2016.
“Y por supuesto, está esa otra cosa”, dijo Clinton levantando vítores por parte de los asistentes –muchos activistas de su campaña Ready For Hillary- al evento conocido como Harkin Steak Fry, una suerte de barbacoa que cada año el senador demócrata por Iowa Tom Harkin organizaba para recaudar fondos y que en esta edición servía de despedida tras 40 años de larga carrera política.
“Es cierto, lo estoy pensando”, volvió a jugar-insinuar Clinton. “Pero de momento, no es esa la razón por la que hoy estoy aquí”, anunció la exjefa de la diplomacia estadounidense desinflando todas las expectativas. “Hoy estoy aquí por la carne”, concluyó dejando sin noticia a tanto periodista de Washington desplazado hasta el medioeste en vano. Y aún así, aunque no hubo anuncio oficial, el diario The Washington Post sentenciaba: “Esto es simplemente un paso más hacia la campaña presidencial”
A Clinton le siguió en el podio su marido, el expresidente, mucho mejor orador que ella y más cercano a la gente, cercanía de la que carece la exprimera dama y que le pasó factura en 2008 al competir contra Obama. A los Clinton los introdujo el senador Harkin, que los presentó como The Comeback Couple, aludiendo al término con el que los medios de comunicación bautizaron a Bill Clinton tras lograr una inesperada remontada en las primarias de 1992.
Hillary Clinton se disponía ya a finalizar su discurso cuando no se resistió a abandonar Iowa sin otra referencia más a una eventual vuelta a la política: “No dejemos que pasen otros siete años”. “Ha llegado la hora de escribir nuevos capítulos en el sueño americano”, concluyó sin concluir.
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